Vergüenza le debería de dar a Juana Elizabeth Díaz Peñaloza, alcaldesa morenista de el oro en Ciudad de México y a varios servidores públicos adscritos al mismo partido y al gobierno de la llamada “4t” quienes fueron literalmente atados por los vecinos, los mismos exigían que la alcaldesa saliera de su escondite.
Lo anterior sucedió como una protesta ante los supuestos desvíos en elerario, la deficiente recolección de basura y la falta de agua que padecen los habitantes quienes vaya que supieron aplicar la famosa política de “abrazos, no balazos” y transformarla a “amarres, no discursos”.
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Los funcionarios amarrados se convirtieron en símbolos improvisados de la crisis y México mágico, en el escenario surrealista e irónico de un gobierno que promete “transformación” pero que no logra llenar un tanque ni limpiar las calles.
Que si lo vemos por otro lado, a chuchita no la bolsearon, Morena prometía llevar agua a todos los rincones, lo que nunca aclaró es que se refería a que el agua sería de lágrimas ciudadanas ante la omisión de las necesidades básicas de los ciudadanos.
Camión de basura en Nanchital pasa “de volada” y deja tiradero en las calles












