En el barrio Tamarindo de Acayucan hay unos drenajes que fungen como trampas silenciosas; tienen sus tapas, pero están hundidas y alzadas, convirtiéndolas en un peligro para automovilistas y peatones.
El pequeño problemita se localiza sobre el cruce de las calles Miguel Negrete y Flores Magón, donde esperan que la alcaldesa Rosalba Rodríguez envíe al personal competente para solucionar esta situación, que desde hace algunas semanas se ha convertido en un silencio incómodo para los vecinos.
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