Una vez más, Lenia Batres, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dejó en evidencia su preparación, y es que su discurso terminó en un momento incómodo y ridículo porque ni ella misma entendía lo que estaba diciendo.
Lo malo es que aquí no se acordó lo que iba a hacer, y es que a partir de ahí fueron más o menos dos minutotes los que se quedó titubeando
Se quedó en silencio y buscándole bien duro a las hojas que tenía en sus manos pero bueno, nada encontró, y para peor, ninguno de los demás participantes en la mesa le hicieron el paro, ni un rescate, es más, quedó tan desamparada que ni uno, ni uno de sus 60 y tantos asesores metió las manos por ella, la dejaron hacer le oso y no pudo hacer las cosas bien.
De a tiro así han de haber estado bostezando los demás pobres que se encontraban en la sala, porque si se esperaron a que la ministra Lenia Batres encontrara lo que buscaba, pues mínimo un sueñito.
Y bueno, lo malo es que la ministra no agarró ni una rayita de señal y dejó en claro que ni atención estaba poniendo porque preguntó en qué recurso estaban y, aunque se lo volvieron a decir, se los repitieron y se lo enmarcaron, siguió y siguió buscando en las hojas.
Al final dejó que esto se convirtiera en un auténtico misterio judicial... ¿De qué estaban hablando realmente?
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