Los tremendos diputados del tremendo Congreso se disponen a votar una tremenda iniciativa.
Pero, claro, antes de votarla tienen que saber de qué demonios trata. Un detalle menor, casi irrelevante, pero que la ley, ese estorbo, todavía exige.
Así que viene el ritual diputada secretaria, proceda con la lectura. Y suelta la frase más honesta del recinto legislativo desde 1824: “No maaanches”.
Y arrancó la jornada titánica: Leer. Sí, leer. Ese deporte extremo que pone a temblar a más de uno.
Mientras tanto, otros ya estaban sacando la calculadora, porque lo suyo no es legislar, es multiplicar, digo, hay que ver si ese esfuerzo está presupuestado.
El diputado del PRI, Alejandro Arias, dijo: “Son algo así como 520 hojas... de a dos minutos por hoja son mil 40 minutos, la lectura, sólo de esos cinco dictámenes llevaría más o menos con ese ritmo 17 horas y media”.
Porque claro, el tiempo del diputado es sagrado. No vaya a ser que se descomponga el reloj biológico que marca la hora de cobrar, o eso de leer se salga del presupuesto.
La diputada de Morena, María Eugenia García Ontiveros, dijo: ¿Se iban a leer desde el 9 hasta el 25 pero ¿A qué hora vamos a salir?
¡Horror! ¡Salir tarde! ¡Qué crueldad legislativa!
Y nomás para poner contexto: son los mismos legisladores que se van a embolsar 300 mil pesos de aguinaldo, pero pobrecitos, ¿cómo los van a poner a leer?, ¿y lo peor? A escuchar la iniciativa. Poner atención ¡Qué barbaridad! ¡Ni que fuera importante!
La diputada del PAN, Nohemí Márquez Márquez, señaló: “Perdón, pero ¿para esto quieren que lea? ¡Nadie está poniendo atención!”.
Una diputada sincerándose en vivo: No leen, no escuchan y no ponen atención.
Sólo les faltó decir que no les interesa.
Al final, como dicta la tradición mexicana milenaria, hicieron lo de siempre: Dispensaron la lectura.
Fingieron que sabían de qué se trataba y votaron como les dijo su partido.
Porque, digo, ¿A poco van a desquitar los más de 200 mil pesos mensuales y el aguinaldo de 300 mil leyendo iniciativas? ¡Por favor! ¡Ni que fueran asalariados! ¡Hay niveles!.
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