Agustín Lara sigue ahí, en el parque El Farolito esquina de calle José Azueta y Colegio Militar, despintado, roto y sin su cigarro, como si tarareara “solamente una vez”... Aunque ya pasaron décadas y todo sigue igual.
La maleza lo abraza, la hojarasca cubre los caminos y el bebedero, lleno de agua de lluvia, hace de ironía su obra maestra.
Y así como este farolito se encuentra prácticamente todo el parque solo y abandonado y qué decir de la representación de Agustín Lara, miren nada más las condiciones en las que se encuentra.
Nada cambia: árboles desbordados, basura por doquier y limpieza que parece leyenda urbana... La dirección de medio ambiente bajo Ana Isabel Guevara Escobar, brilla por su inacción, logrando que el parque se marchite sin mover un dedo.
Rocío Nahle elogia el trabajo de su equipo mientras ellos solo le echan la bolita