Dicen que un gobierno se conoce por sus prioridades y, en el primer informe de Alejandro Armenta , quedó clarísimo que la prioridad era comer bien. Pero bien, bien, requetebien.
Mientras en el discurso se hablaba de austeridad, en la mesa se hablaba de entradas. Segundos tiempos, plato fuerte y postre.
Porque el menú no fue cualquier cosa, ¿eh?, iba bien completo, con su chicharrón, queso, tlacoyos de alberjón, de frijol, de chicharrón... chancla poblana, por si no quedaban satisfechos, sopa poblana, para ir calentando, y de plato fuerte...mole poblano y pipián verde con pollo, acompañado de arroz a la jardinera.
Y como si eso no fuera suficiente, falta el postre cremita poblana, tortita de Santa Clara, muégano, jamoncillo y camote. Vamos, el tour de la diabetes, todo incluido.
Todo esto, según testigos, para más de mil personas, gabinete, ayuntamientos, invitados, y claro, la prensa fifí, esa que catalogaron como nacional, esa fue la que comió como en la boda.
¿Y en la prensa local? La que cubre, la que va a todas, la que sí chambea, pues esa... hasta atrás. Porque cuando no les tocan panes con pelos, les toca ver el informe en pantalla. Como si fuera función de cine, pero sin palomitas.
Y no lo decimos nosotros, lo dijeron ellos mismos en redes:
Pero, pues... ¿Qué se puede esperar de este gobierno que se da el gran festín, sin importarles las condiciones en las que viven más de dos millones 865 mil poblanos en condiciones de pobreza de acuerdo con el INEGI, es decir, un tercio de la población de la entidad.
Pero eso sí, seguramente ahora sí se cumplió la advertencia del prudentito tomé, no hubo pelos, pero qué tal derroche y se la pasaron tomé y tomé.
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