Un caso que ha estremecido a Ecuador por su brutalidad y frialdad ocurrió en Guayaquil, donde Andreína Lamota, de 32 años, fue detenida tras confesar el asesinato y descuartizamiento de su madre, Martha Solís, de 49 años.
“No han hecho nada por el pueblo": Vecinos exponen baches que invaden calles de Nogales