El gobernador de Chiapas un día anda en la tirolesa y al otro le entra bonito a las empanadas y vaya contradicción porque su partido cobra impuesto a la comida chatarra.

¿Quién diría que hasta los gobernadores también caen en la tentación?. El gobernador de Chiapas Eduardo Ramírez decidió cambiar la vida fit..

“Está es una experiencia extraordinaria que se vive en Chiapas y se vive en el chiflón ¡venga!”.

“Está amaneciendo y me siento profundamente agradecido con la vida de haber nacido en Chiapas, de poder disfrutar de estas maravillas tan extraordinarias”.

Por la vida fat... De las pedaleadas a las empanadas. Pues fíjense que fue visto en un puestecito de garnachas, echándose que sus empanadas y un pozol como si fuera el más cercano al pueblo.

Pero ojo: su partido fue el que aprobó impuestos a la comida chatarra y al refresco... Qué contradicción, ¿no?

La realidad es que no siempre come ahí... Normalmente lo vemos en restaurantes de lujo, moviéndose en camionetas blindadas del año... Algo así como si el gobernador tuviera una doble vida...

“Decidí manejar el Jeep para distraerme no contaba con que la lluvia me iba a agarrar, pero la verdad es que lo disfruto porque la vida se trata de eso de disfrutar de los pequeños grandes detalles”

Y mientras tanto, la señora del puesto sigue sin apoyos ni regulaciones...

“Hace 77 años que está el puesto es herencia de mi abuela

Ni créditos, ni programas, ni seguridad... Solo su comal y 77 años de tradición.

Al final, la garnacha termina siendo solo utilería política... Porque su verdadera dieta es sencilla: fit en el discurso… fat en la práctica.

Un gobernador que se viste de pueblo por unos minutos, pero que en realidad vive a dieta de privilegios.

Asalto a Cuentahabiente en Puebla: lo despojan de increíble cantidad (+VIDEO)