En la comunidad de Pachitla, enclavada en la sierra norte de Veracruz, el sonido del río ya no es sinónimo de vida. Desde que su caudal creció la madrugada del 10 de octubre y rompió el muro de contención que protegía al poblado, los habitantes viven con la incertidumbre de que la historia vuelva a repetirse.

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